En nuestro estado esencial todos somos conciencia pura, la consciencia pura es potencialidad pura, es el campo de todas las posibilidades y de la creatividad infinita, cuando recordamos nuestra naturaleza esencial y nos damos cuenta de quién somos realmente, ese solo conocimiento encierra la capacidad de convertir en realidad todos nuestros sueños, porque somos la posibilidad eterna, el potencial inconmensurable de todo lo que fue, es y será.
No existe separación entre nosotros y el campo de todas las posibilidades, viviendo en una constante auto-referencia, unidos a nuestro propio espíritu y no a los objetos de nuestra experiencia, iremos desarrollando de manera natural nuestra capacidad innata de hacer realidad con facilidad nuestros deseos .
Lo contrario de la auto-referencia es la referencia al objeto. Cuando vivimos según la referencia al objeto, estamos siempre influidos por las cosas que están fuera de nuestro yo; entre ellas están las situaciones en las que nos involucramos, nuestras circunstancias, y las personas y las cosas que nos rodean. Cuando vivimos según la referencia al objeto,
buscamos constantemente la aprobación de los demás. Nuestros pensamientos y comportamientos esperan constantemente una respuesta. Nuestra vida, por tanto, se basa en el temor. Se siente una intensa necesidad de control y poder externo, lo cual nada tiene que ver con el poder de la potencialidad pura, ni el poder del yo o poder real, vivimos desde el ego, que es nuestra autoimagen, nuestro personaje en la sociedad que actúa su papel, viviendo en el temor constante de ser rechazado.
Vivir desde la referencia al objeto, es olvidarnos de lo salvaje, lo intuitivo y lo saludable, dejamos atrás nuestro verdadero yo, en la búsqueda de los medios para conseguir ser parte de algo, que no es real, y no nos produce tampoco una felicidad autentica. Renunciamos literalmente a nuestra verdadera identidad.
Si vivimos fuera de nosotros, atentos a todo lo externo, la moda, las tendencias, la notoriedad, abandonamos el mundo interno, como esos pueblos donde ya casi no quedan habitantes, solo unos viejitos tristes y solitarios, que no tienen a nadie a quien contarle sus historias, nuestro yo verdadero será abandonado y condenado a estar en un lugar del que no lo querremos rescatar, por nuestro miedo a no ser aceptados. Fluiremos catatónicamente dentro de la masa informe y superficial llamada sociedad.
La felicidad ha sido sintetizada como si fuese un suplemento alimenticio, y se nos ofrece un sucedáneo, envasado en capsulas que dicen: Viaje a lugar x que hará que te envidien, outfit de persona molona que te dará mucha clase, coche de marca x que te hará irresistible, cena en restaurante de moda que te hará ver importante. Y la lista es interminable, como la condena a cadena perpetua. La promesa en cada capsula es un chute de sensación de felicidad, una sensación de felicidad que proviene de sentirse admirado por lo que se posee, y aceptado. Una sensación que se esfumará en el momento en que se pierdan los objetos poseídos, o no puedas ir a los lugares que te dan notoriedad social, dejando una dolorosa sensación de vacío y soledad inexplicable.
Depender emocionalmente de lo externo te hace vulnerable e inestable , porque dependes de algo que no está dentro de ti, para sentirte dichoso, lo externo nada tiene que ver con la auto-referencia, con tu propio yo, si vives con referencia a los objetos externos, y tu sensación de poder emana de ellos, debes saber que esta sensación es falsa y efímera, y durará lo que duren tus referentes ; un cargo importante, propiedades , status, en el momento que los pierdas tu poder desaparecerá también.
Nada puedes hacer para evitar el cambio constantemente que hay en todo, porque este es una cualidad inherente a la vida.. Un factor importante por el cual tantas personas se sienten infelices y estresadas, es la lucha constante y sin descanso en la que se convierte su día a día, para lograr mantenerse dentro de un sistema de vida sin cambios, esta actitud compromete de manera peligrosa, su equilibrio emocional y físico. Este nadar contra corriente, produce un desgaste que se manifiesta en la vida, en forma de ansiedad, depresión e infelicidad.
Si una persona tiene que comprar, una y otra vez cosas nuevas, para no quedarse atrás, si va más allá de su capacidad económica para poder seguir costeando viajes, ropas, accesorios, artículos, y salidas a fiestas que serán publicadas en sus redes sociales, para mantener el status que le proporciona la admiración de los que le rodean, a la larga se producirá un gran estrés, porque esta es una carrera agotadora, ya que es interminable.
Comprender que nada sacia la voracidad del sistema consumista, puede ser liberador, puede proporcionarnos una puerta abierta a otros escenarios, donde podemos estar relajados y a gusto con nuestra realidad personal y única.
La próxima vez que decidas ir a un lugar que sea porque te gusta a "Ti", no porque quieres publicar fotos tuyas en ese lugar para que los demás las vean y te admiren... Ve a admirar la belleza del sitio, ve a disfrutar "Tú", sin más, por el simple y sencillo placer de sentir algo agradable, que hasta podría convertirse en medicina para tu mente y tu cuerpo. Deslastrarnos de la necesidad de ser populares y notorios nos proporciona tiempo de calidad, y una sensación de relajación maravillosa.
Cuando no nos sentimos presionados, nuestro Yo hace su aparición, somos auténticos, caminamos más seguros y confiados, resolvemos mejor los conflictos, encontramos el placer real en las cosas sencillas que nos gustan, sin la preocupación por la opinión o aceptación de terceros, simplemente Vivimos de acuerdo a las leyes naturales, y eso solo puede traer bienestar a nuestras vidas....
Nuestra importancia en la trama de la tela de la vida, ya ha sido determinada antes de nuestra entrada a este mundo, cada uno de nosotros es una hebra del tapiz, cada hebra es importante para mantener su integridad, su funcionalidad y su belleza. Nuestra presencia aquí en si misma es la prueba de que ya hemos sido aceptados de antemano, de que somos suficientes y no necesitamos luchar para tener nuestro lugar aquí. Dejemos de creer en las mentiras sociales y abracemos la realidad, esa que viene intrínseca en nuestra naturaleza y hemos olvidado, dejemos de desperdiciar energía valiosa que puede ser destinada a otras tareas que nos depararían un bienestar real.
Gracias Pi