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Foto del escritorXiomara Iglesias

Cotidianidad.

La cotidianidad no es ausencia de situaciones interesantes o sinónimo de aburrimiento, tampoco adormece nuestra capacidad para el disfrute, no es falta de motivación o inexistencia de algo, es una intensidad diferente que la sociedad asocia con estancamiento e improductividad, la cotidianidad es una forma que desde la sencillez y honestidad confiere y belleza y estabilidad al día a día.

La cotidianidad es la verdadera naturalidad en nuestra vida, ella es el ritmo constante que da a lo inusual su importancia, ella da cabida a la curiosidad hacia lo que no forma parte regular de nuestras acciones, sin el sustento de la cotidianidad la vida se convierte en una vorágine de eventos que generan estimulo tras estimulo, respuesta tras respuesta, la vida degenera en una ausencia de sentido de presencia y disfrute del ahora, nos lanza a la deriva sin salva vidas.



la cotidianidad tiene una arquitectura propia y común a todos, no es una "falta de algo" tiene sus ritmos y su belleza, ella no rechaza lo imprevisto o lo nuevo, tiene su lenguaje y su lógica y hasta su propia magia, tiene una intensidad diferente a los ritmos apurados actuales que hacen a la sociedad cada vez más incapaz de apreciarlos.

La cotidianidad ahora es vista como una forma vacía y repetitiva incapaz de generar emociones nuevas, sin embargo es ella quien le confiere brillo a lo inusual a lo nuevo.


El abandono y rechazo masivo de la cotidianidad genera un desarraigo emocional que perturba los cimientos de lo social y familiar, convierte al hombre en un ser cuyo objetivo es experimentar una y otra vez sin descanso, aun cuando la soledad e insensibilización sea el precio a pagar. Las rutinas han perdido su valor primitivo que da la sensación de pertenencia tribal y personal, la sociedad moderna está obsesionada con la productividad, y la constante actividad, ha perdido la capacidad de contemplar de detenerse y reflexionar sobre su existencia y lo que le rodea, desconectándose de si mismos y de los demás, se vive en una constante búsqueda de lo nuevo ignorando y descuidando lo que ya se posee.


Al tomarnos tiempo para nuestras rutinas, recuperamos autonomía de criterio alejándonos del ciclo de auto exigencias que genera esta sociedad con sus demandas de productividad , pasamos de las presiones del rendimiento a un estado de orden natural que nos permite encontrar un sentido más profundo de satisfacción y plenitud. Favoreciendo la actitud contemplativa a través de acciones aparentemente faltas de emoción, y resultados productivos, retornamos al estado de tranquilidad sencilla que favorece una vida llena de paz...





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