Caminó tan despacio que ni el aire sintió su presencia, su respiración se acompasó con los ritmos eternos, cerró sus ojos para mirar mejor.
Su paso solitario se llenó de recuerdos sin sonidos, su piel morena traslucía su intención sin fronteras. la línea imaginaria entre tiempo y espacio se vació, y los pájaros hicieron nidos en ella, con voces viejas conocidas.
Y en la curva de su voz al susurrarle a la eternidad, bailó de nuevo la vida su danza sin fin...

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