La respiración es un acto reflejo vital, que puede llevarse a cabo de forma involuntaria o voluntaria.
La respiración es uno de los actos más importantes que hacemos, y también uno de los pocos procesos corporales que pueden hacerse voluntaria, o involuntariamente. Respirar es una función que realizamos de forma inconsciente, y que es imprescindible para mantenernos con vida. Al respirar introducimos en nuestro organismo oxigeno (O2), que nos proporciona la energía necesaria para que funcionen nuestros órganos, y expulsamos dióxido de carbono (CO2).
Durante un día normal, se respira aproximadamente 25.000 veces.
El aparato respiratorio es el encargado de trasportar el aire (que contiene el O2) desde el exterior de nuestro cuerpo hasta la sangre. Los pulmones forman parte del aparato respiratorio, están situados dentro del tórax, protegidos por las costillas, y a ambos lados del corazón. Son huecos y están cubiertos por una doble membrana llamada pleura, que también recubre la parte interna de la caja torácica. La pleura externa en contacto con la caja torácica se denomina Parietal, y la otra en contacto con los pulmones se llama Visceral. La cavidad pleural es un espacio virtual entre la pleura parietal y la pleura visceral. Posee una capa de líquido mínima, que permite el movimiento entre ambas capas sin que haya fricción entre ellas, ni con las costillas, el diafragma y el mediastino ( estructuras que conforman la cavidad torácica).
Siendo la respiración una acción determinante en la conservación de la vida, debemos tener presente que ella se ve seriamente afectada por el stress, reduciéndose significativamente su funcionamiento, y por consiguiente va afectando nuestra calidad de vida sin que nos percatemos de ello. Cuando estamos angustiados, enfadados o asustados, nuestro ritmo respiratorio se altera de diferentes maneras impidiendo la correcta oxigenación de nuestro organismo, ralentizando nuestras funciones vitales, acelerando procesos oxidativos celulares que nos envejecen prematuramente, obnubilando nuestro estado cognitivo, y provocando una sensación de desesperanza y apatía ante la vida. Como consecuencia de no respirar bien, solemos notar fatiga, falta de energía y concentración, pérdida de memoria…Los estudios demuestran que a largo plazo esa oxigenación deficiente acaba pasando factura a nuestra salud física y mental.
Una respiración correcta proporciona múltiples ventajas: aporta mayor energía, mejora las digestiones y el aspecto de la piel, ayuda a controlar las emociones y a rebajar el cansancio…
Coger y soltar el aire de forma controlada contribuye a reducir los niveles de inflamación del organismo, mejora la función cardiovascular y ayuda al correcto funcionamiento del metabolismo.
Hay dos tipos de respiración, torácica y la diafragmática o abdominal. La respiración diafragmática,
también conocida como respiración abdominal, es una técnica respiratoria que consiste en aprovechar el espacio vacío que deja el abdomen al expandirse hacia adelante para ensanchar los pulmones, dado que el diafragma tiende a ir hacia abajo en esa expansión. Al soltar el aire el diafragma vuelve a subir y el estómago se mueve hacia adentro. Con esta técnica conseguimos una respiración uniforme, lenta y profunda. Por regla general, utilizamos la respiración torácica, que como su nombre indica, consiste en expandir la caja torácica hacia arriba y adelante para ensanchar los pulmones mientras inspiramos el aire. Esta respiración no requiere concentración por lo que la hacemos de forma automática. En cambio, la respiración diafragmática requiere de toda nuestra atención, de ahí que aporte enormes beneficios en cuanto a concentración y relajación.
Las ventajas y los efectos positivos más importantes que aporta la respiración diafragmática son los siguientes: Favorece la relajación y la concentración porque mientras la hacemos centramos nuestra atención en el proceso de respiración. Por eso es una de las estrategias incluidas en este artículo sobre cómo mejorar la concentración.
Mejora la ventilación, favoreciendo la llegada de aire hasta las bases pulmonares.
Aumenta la capacidad pulmonar, ya que respirando con el diafragma los pulmones se expanden hacia abajo, al contrario de lo que ocurre en la respiración torácica que se expanden hacia arriba y hacia adelante.
Reduce el dolor.
Disminuye la ansiedad porque la respiración pausada relaja nuestro sistema nervioso. En un ataque de pánico reduce la activación e impide la hiperventilación que nos causa mareo y visión borrosa
Mejora la utilización del oxígeno, dejando que entre más y llegue a todas las partes del cuerpo.
Estimula el corazón y la circulación.
Ayuda a controlar los pensamientos negativos recurrentes. Al estar concentrados en la respiración dejamos de lado las preocupaciones que nos generan estrés.
Se ha observado que favorece el tránsito intestinal al estimular el intestino grueso.
A medida que vamos cumpliendo años nuestros pulmones pierden capacidad. La práctica de la respiración diafragmática mantiene los pulmones elásticos y tonificados.
Ayuda a estabilizar el ritmo cardíaco.
A continuación, vamos a ver dos ejercicios de respiración diafragmática para que puedas practicarla a diario. Uno más enfocado a la relajación y otro sólo de respiración para que puedas hacerlo fuera de casa si necesitas relajarte o desconectar unos minutos. Al ser una respiración discreta la puedes realizar en cualquier lugar sin que los demás lo noten.
1. Respiración diafragmática con relajación
Túmbate cómodamente y coloca la mano sobre tu abdomen.
Inspira por la nariz despacio y profundo mientras visualizas como el aire entra en tu cuerpo y llega a todas partes.
Aguanta el aire dentro mientras cuentas hasta 3.
Ahora expulsa el aire con los labios apretados mientras repites un mantra mentalmente como relax, calma o cualquiera que te resulte cómodo y relajante.
Cuando hayas expulsado el aire vuelve a contar hasta 3 y vuelve a empezar el ciclo.
Para aumentar la relajación puedes usar sonidos de la naturaleza de fondo, la luz tenue e incluso algún olor suave
2. Respiración diafragmática en cualquier momento
Inspira por la nariz expandiendo tu abdomen mientras cuentas hasta 5.
Mantén el aire dentro contando hasta 3.
Suelta el aire por la boca poco a poco mientras tu abdomen vuelve a su posición original contando hasta 5.
Deja que pasen 3 segundos para volver a empezar.
Esta respiración la puedes hacer en cualquier lugar porque pasa desapercibida. Cuando cuentes hazlo a una velocidad que te resulte cómoda, no se trata de forzar mucho, sino de hacerlo despacio y con concentración.
A RESPIRAR, SER FELICES ....Y SALUDABLES....
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