Tenemos la falsa concepción de que hay emociones "malas y buenas", y todo porque a través de un consenso tácito en nuestra sociedad le hemos atribuido una valoración positiva o negativa a nuestras emociones, entonces en base a esto, está mal visto expresar ciertas emociones. Lo que convierte a esta costumbre en uno de los grandes mitos de nuestra sociedad, transformándola en una herramienta para amordazarnos emocionalmente, convirtiendo así nuestra vida en un campo de batalla, dirigido por los prejuicios que nos han inculcado con respecto a nuestras emociones,
Cuando manifestamos una emoción que consensuadamente esta definida como negativa , como una
pena por ejemplo, y no podemos contener el llanto en público, entonces a nuestra sensación de pena se le añade también la carga de la incomodidad, haciendo más difícil manejar la situación, tanto para el que experimenta la emoción como para las personas que estén presentes. De esto se desprende que le atribuimos socialmente una carga negativa, que es señal de debilidad sentir y expresar las emociones malas, y que hace mal, especialmente en el caso de los hombres. Normalmente cuando una persona expresa dolor y llora frente a nosotros, sacamos rápidamente un pañuelo y acompañamos el gesto con palabras tales como "tranquilo no te preocupes, esto pasará , ya lo verás", estas palabras parecen de consuelo, pero en realidad le estamos pidiendo a gritos ¡por favor para de llorar!
Las emociones están intímamente ligadas a las personas, es imposible desligarse de ellas, de hecho ellas existen para avisarnos de que algo está pasando en nuestro interior que tiene que ver con el exterior, y es saludable dejar que aparezcan, ellas son como las cartas que nos envían para avisarnos de cosas que tenemos pendientes de arreglar, abramos el sobre y de forma natural leamos lo que nos dice la carta, sin juzgar ni clasificar la información, vivamos la emoción. Todas las emociones son necesarias, sabiendo esto, desaparece la clasificación de buena o mala...lo único es que unas son positivas y otras son negativas, pero no confundamos negativa con mala, aprendamos a darnos cuenta que con emociones como la alegría, el amor, o la felicidad tenemos sensación de bienestar, y con el miedo la tristeza o la rabia, sentimos malestar. Y que aprendiendo a reconocerlas, aceptarlas y
expresarlas sin culpa contribuiremos a nuestro importantísimo equilibrio y armonía personal.
Todos somos como pequeñas casitas, decoradas de forma diferente, cada casa posee un estilo particular que la define, un olor único producto del quehacer de ese lugar, no hay una casa igual a otra, así somos las personas, pequeños universos cada uno con nuestra interpretación personal de todo lo que nos rodea, así que nadie puede decirte con propiedad lo que debes hacer con tus emociones ya que los demás interpretan las emociones desde su experiencia, y no la tuya. Tienes la responsabilidad de hacerte cargo de tus emociones, dejar esa tarea a otro es un gran riesgo para tu salud
Desarrollando la aceptación de nuestras emociones como algo natural, y dejándonos fluir con ellas, surgirá un mundo oculto bajo los prejuicios, que nos mostrará las posibilidades que tenemos de vivir en equilibrio, sin miedo a lo que sentimos y expresándolo de forma natural. Vivamos nuestras emociones, ellas siempre tienen información importante que darnos, si llevas mucho tiempo con la misma pauta como por ejemplo siendo grave y serio, atrévete a reír un poco, seguro que lo pasarás bien y te dejará un aprendizaje enriquecedor. Dejemos de ser tan duros con nosotros y con los demás, abramos la puerta para dejar entrar esas emociones que hace tiempo nos negamos a aceptar, ellas tienen mensajes muy importantes para cada uno de nosotros, atrevámonos a sentir porque solo encontraremos éxito en ello.
"Somos los amos de las cosas cuando las emociones nos responden"
Antoine De Saint-Exupery
Comments